Verónica Serafini
Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP)
Presentación realizada en el marco del seminario “Cambio Climático y producción de alimentos”
La información no es una cuestión técnica, es una cuestión política, porque sirve para demandar y mostrar cómo está la situación, sirve para mostrar desigualdades, y también sirve para monitorear el presupuesto. Tenemos que proteger nuestras estadísticas porque es todo lo que tenemos. Sin esos datos no se conseguirían muchos de nuestros reclamos porque – en un país como el nuestro – gran parte de las políticas se diseñan con sectores interesados, al margen de las políticas, y eso genera más desigualdades.
Lo que tenemos como ciudadanía son los datos, y necesitamos protegerlos. Por otra parte, hay mucha dificultad para conseguir datos que demuestren una situación que estamos sufriendo, como es la crisis climática. No tener información sobre la crisis climática no es un problema técnico, es un problema político.
Sin embargo existe, por ejemplo, mucha información sobre la pobreza. Se tiene datos sobre quiénes se encuentran en situación de pobreza: quiénes son, dónde están, qué hace o qué no hacen. Deben completar cuestionarios de 10, 20 páginas para acceder a un subsidio ínfimo. En cambio, si se busca ver los subsidios o beneficios tributarios que reciben las empresa, esa información está más escondida e inclusive no está disponible al público. Existe desigualdad incluso en la información que se entrega. Hay un sinnúmero de políticas públicas que representan cifras grandes. Tekoporã y pensión alimentaria no representan más que el 1%, 0,5% del PIB mientras que los beneficios tributarios al capital o las grandes empresas son del orden del 2% del PIB. Pero no tenemos evaluaciones de esas políticas. Tanto la generación de información como el uso de la información, es cuestión política. Un ejemplo claro es lo sucedido con la discusión del tema del combustible, la entrega de subsidio sin tener los números de las empresas. Esto no ocurre cuando se trata de pensión alimentaria, Tekoporã, o un subsidio a la agricultura familiar; los requisitos y papeles son interminables, y está sujeto a numerosos controles. Por eso la información es una cuestión política y tenemos que defender el trabajo que hacen los técnicos en la generación de información en el estado. Ese es un elemento de transparencia y de auditoría ciudadana. Y desde el ámbito social, se está trabajando para que eso se fortalezca a través de las instituciones.
El monitoreo realizado de los ODS 1 Fin de la pobreza, ODS 2 Hambre cero, el ODS 10 Reducción de las desigualdades y el ODS 13 Acción por el clima se realizó de manera individual – si bien dependen unos de otros – y para su mejor comprensión, es interesante enmarcar las tendencias de los ODS elegidos en un contexto económico y político. No es posible reducir la pobreza si no se reducen las desigualdades. Cuando existe tanta desigualdad como en Paraguay, el crecimiento no es inclusivo y beneficia a unos pocos. No se puede esperar reducción de la pobreza mientras no se preste la debida atención a la crisis climática. El sector campesino sabe perfectamente que la crisis climática hace perder los cultivos, y no hay mecanismos de mitigación ni de adaptación como el seguro agroclimático por ejemplo; y eso automáticamente genera pobreza y hambre. No podemos pensar en salir de la pobreza y eliminar el hambre en un país con tanta desigualdad y sin medidas genuinas que enfrenten el cambio climático.
¿Cuál es el contexto económico?
Antes de la pandemia ya teníamos problemas para la reducción de la pobreza. Los ODS se miran desde el 2015 al 2030. Son los objetivos que nos pusimos en los países del mundo con metas muy claras y fundamentales para países como el nuestro. El valor de los ODS puede observarse en cómo se crearon los indicadores. Estos fueron pensados como “mejoras en las personas”, por ejemplo reducción de la mortalidad, mejoras en la salud. No es “cantidad de” y esto significó un cambio en uno de los grandes términos. No es lo mismo repartir kits de partos que reducir la mortalidad materna. Podemos entregar un montón de kits de parto, pero si las mujeres siguen muriendo, esa política no sirve. Nos tenemos que preguntar qué pasa. No es lo mismo tener política agropecuaria mientras que los ingresos laborales y la seguridad social no aumentan, pero tenemos crecimiento económico. Al mirar los indicadores tenemos que ser críticos y analizar si ese indicador afecta directamente a las personas, o es un indicador que solamente es distribución de algo que no necesariamente sirve en la realidad.
La crisis de la deuda 2003 – 2004 generó una recesión muy fuerte. Esto es muy importante tener en cuenta porque estamos llegando a niveles similares de deuda del 2003. A la salida de la crisis, empezó a crecer el ingreso laboral hasta el 2011 y subió hasta el 2014. Nuevamente antes de la pandemia, el ingreso laboral comenzó a caer y para el 2019 ya alcanzaba el nivel del 2011. Esta situación nos indica que nuestro modelo de crecimiento que fue útil para reducir la pobreza, en este periodo ya no sirve.
Estamos creciendo al 3,2%, 4,2 %, el ingreso laboral se estancó y la pobreza también se estancó. Cada vez es más importante el ingreso que reciben las personas a través de Tekoporá y la pensión alimentaria para reducir el porcentaje de pobreza, por lo que estas políticas deberían universalizarse. Por otro lado, el nivel de crecimiento económico no está impactando en los niveles de ingreso laboral. Cuando existe un crecimiento económico, se espera que el ingreso laboral prospere.
Se puede observar un crecimiento del PIB por persona, que pasó de 3200 a 5000, pero en ese mismo periodo prácticamente no hubo aumento de los ingresos laborales. De hecho, hoy estamos igual que en el 2001 en cuanto a ingresos laborales. ¿Qué pasó con el crecimiento económico? Ocho meses de cierre nos hicieron retroceder casi diez años, porque tenemos un crecimiento económico muy endeble. No es inclusivo, no es con seguridad social, llegó la pandemia y al final muy pocos trabajadores tenían la protección del IPS. Se tuvo que generar un fondo para proteger a los desempleados, quienes recibieron la mitad del ingreso. Esta estrategia nos costó una deuda de casi USD. 2.000.000.000. Países como Uruguay y Costa Rica que tenían un sistema de protección social consolidado con la mayoría de los trabajadores en la seguridad social, tuvieron el costo más bajo de la pandemia. Para Uruguay fue USD 200 millones, el 10% de lo que costó a Paraguay, y 100 de esos millones lo puso el sector privado como un aporte extra.
Las medidas de protección social son fundamentales para el cumplimiento de los ODS1 y ODS2. Por ejemplo, la alimentación escolar es una medida de protección social que afecta directamente al ODS 2. Tekopora, la pensión alimentaria y los sistemas de jubilaciones son medidas de protección social que afectan a la pobreza monetaria (ODS1). Pero generar esas condiciones favorables tiene otra cara: ¿de dónde sacamos los recursos?. En un país con baja presión tributaria basada en impuestos indirectos, el sistema no reduce las desigualdades por el lado del gasto, ni tampoco permite reducir las desigualdades por el lado de los ingresos (ODS10). Para el cumplimiento de los ODS, tenemos el gran problema del impuesto indirecto que lo termina pagando de nuevo la clase media trabajadora para abajo.
Tenemos un gran desafío en este contexto económico de crecimiento con bajo impacto en ingresos laborales, de endeudamiento, de déficit público y de un sistema tributario injusto para financiar el cumplimiento, porque esto – el cumplimiento de los ODS – requieren políticas, y las políticas requieren recursos. Pero con solo mejorar la eficiencia de las políticas, no va a ser suficiente para alcanzar los compromisos asumidos con los ODS.
Bajo nivel de inflación
El otro gran desafío que tenemos para cumplir con estos indicadores es la inflación que estamos enfrentado. Se nota la contradicción que hay entre los precios de los alimentos y la producción de la agricultura familiar. ¿Qué está pasando? Cada vez importamos más productos alimenticios y además estamos importando esa inflación. Igualmente como exportamos productos que están aumentando de precios, el caso de la soja, esto también aumenta el costo de otros.
Por un lado, estamos exportando bien, están creciendo los precios que beneficia a un sector de la población pero por otra parte, ese aumento perjudica a otros grupos. Ahí se produce de vuelta una desigualdad. Gastamos más en los productos que exportamos, no nos beneficiamos de esa importación más cara, y estamos importando alimentos para consumo interno a precios más altos. Asimismo, con los efectos del cambio climático se está perdiendo la capacidad productiva. Salir de la pobreza significa: producir más, tener protección social, tener servicios de salud, tener educación.
Desde hace años tenemos una inflación más alta de frutas y verduras. Si comparamos la canasta básica, el 26% es alimento y el transporte es el 8%. Casi un tercio de nuestra canasta básica en Paraguay corresponde solamente a dos rubros que son los que más inflación tienen.
Contexto energético
Es importante incluir en este debate a la matriz energética. Tenemos energías renovables, pero tenemos inflación porque importamos combustibles fósiles que afectan al cumplimiento del ODS 13. Los combustibles fósiles son uno de los generadores del cambio climático. Necesitamos analizar de manera integral nuestro sistema económico, nuestro sistema social, nuestro sistema energético. Somos productores de energía renovable, pero estamos importando combustibles fósiles, y vamos a subsidiar estos combustibles que sabemos, por investigaciones hechas por la UNA, que las estaciones de servicio contaminan el ambiente. Necesitamos debatir estas cuestiones estructurales para poder lograr cumplir con los ODS porque todo está muy vinculado. La energía también está mal distribuida. Un sector usa mucha energía renovable que es más barata, más cómoda en el hogar, que tener que cocinar con carbón – por ejemplo –. Tenemos desigualdades hasata en nuestra matriz energética.
Contexto político
Las políticas públicas para el cumplimiento de los ODS primero se tienen que colocar en la agenda. ¿Qué es lo que se incluye en agenda? Aquello por el cual los grupos se están movilizando. Si la gente no se mueve, eso no entra en la agenda pública. La política del cuidado es un tema que está prácticamente fuera de la agenda todavía, porque las mujeres en Paraguay estamos muy acostumbradas a hacernos cargo pero el problema es que ese “hacerse cargo” significa que la mitad de las mujeres no puedan trabajar. O que trabajan menos tiempo del que querrían y eso hace que también ganen menos. Un tercio de las mujeres son jefas de hogar. Mirando los hogares en situación de pobreza en Paraguay, vemos que hay 115 mujeres por cada 100 hombres. Es decir, en los hogares de niveles más bajos hay muchas más mujeres que hombres. Obviamente, una mujer que de entrada ya gana 15 – 20% menos, tiene muchas más probabilidades de ser pobre. La pobreza se mide por la cantidad de recursos que tiene un hogar. Por este motivo, una política de cuidado es fundamental para mejorar las condiciones de las mujeres en el mercado laboral. Y ese ingreso es esencial para combatir el hambre y combatir la pobreza.
Las desigualdades se miden por indicadores, pero una gran desigualdad es la que está en los prejuicios de la gente. Se ve mal los subsidios para la gente en situación de pobreza. Sin embargo, los subsidios a los ricos se llaman beneficios tributarios, se llaman becas. ¿Cuál es la diferencia entre una beca de BECAL y un Tekopora para los niños que les permite estudiar? El objetivo de ambos programas es garantizar que ese joven pueda mantenerse y estudiar hasta terminar su posgrado, y el de Tekopora, que ese niño o niña pueda permanecer en la escuela y poder romper con el círculo vicioso de la pobreza. Pero a uno le llamamos beca, y a otro le llamamos de otra manera.
Tenemos un trato diferenciado de la información. De la misma forma en que se sube la base de datos de los que reciben un subsidio de 200 mil, se debe subir la base de datos de los que reciben exoneraciones tributarias. A través de una orden judicial se tuvo acceso al listado de empresas que deben al IPS. Este tipo de información debería estar al día en la página web del IPS porque una empresa que adeuda el aporte del trabajador, cuando ese trabajador/a se enferma no puede utilizar los servicios del IPS.
Cuando se trata de políticas públicas, debemos siempre cuestionar ¿a quién beneficia esa política?, ¿quién va a pagar por ella?, ¿a quién beneficia un endeudamiento?, ¿quién o cómo se va a pagar la deuda?. Esto debe preguntarse todo el tiempo no solamente la ciudadanía pero también quienes están encargados de diseñar las políticas públicas.
Si el objetivo no está en la política pública, no se tiene registrado. La única política que tiene un objetivo explícito de reducir la desigualdad es la de la tierra, que obliga al INDERT a entregar primero a la mujer. Y eso permitió que en los últimos diez años se haya reducido la brecha de tierra entre hombres y mujeres. Porque estaba explícito en la norma y en la ley. Pero no hay otras políticas. El objetivo del Plan Nacional de Desarrollo es reducir la pobreza pero no la desigualdad, cuando que la causa de la pobreza es la desigualdad.
El eje en un país tan desigual como nosotros, tiene que ser reducir las desigualdades económicas, sociales, de género, etc. Al reducir las desigualdades se reduce la pobreza. Al reducir las desigualdades el crecimiento es más sostenible. Al reducir las desigualdades, paga la deuda quien se beneficia con la deuda. Van a pagar la deuda quienes se benefician con las rutas, con la infraestructura, ya sea porque pagan peaje, porque tienen impuestos más altos. Las diferentes formas que tiene el Estado de financiar sus políticas públicas. A partir de este contexto económico tan difícil, en que ya no es tan fácil reducir la pobreza por la vía del crecimiento, tenemos que comenzar a pensar cómo cumplir con los ODS reduciendo la desigualdad por otra vía.